Desde hace un
tiempo, parece ser que la muletilla en boca de toda la dirigencia política es “hay
que salvar el planeta”, como si la vida en la tierra, nuestro único e
irremplazable hogar, pudiera resguardarse solo con discursos grandilocuentes y
expresiones de deseo.
Tomemos como ejemplo en Mercedes, a la famosa Reserva del
Arroyo Balta. Creada por ordenanza 6308/07 en enero de 2007, para proteger 30
hectáreas de terreno devastado por tareas de extracción de tosca, que la naturaleza
remedió en poco tiempo, transformando el sector en un paraíso de increíble
belleza y diversidad biológica, con afloramiento de restos paleontológicos. El predio contiene además, tres cavas
convertidas en lagunas artificiales que se destacan por poseer aguas muy
claras, lo que permite realizar inusuales estudios y filmaciones de fauna
subacuática.
Las posibilidades de llevar a cabo trabajos de investigación y
divulgación científica eran a las claras… ¡infinitas! Solo había que cercar y
preservar el lugar de la acción de los vándalos de siempre. Hoy, después de
diez años, la malograda Reserva del Arroyo Balta, sufre el arrojo de toneladas
de residuos de todo tipo, continuos incendios intencionales, caza furtiva y
depredación de su fauna íctica.
Un claro ejemplo de abandono, proyectos truncos
y… discursos con promesas incumplidas.
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